¡Patatas! Tienen fama de engordar y, sin embargo, apenas contienen grasas y calorías. Desde la corte de Napoleón se utilizan para adelgazar, porque hacen perder peso, ¡y mucho!
Fácil de cultivar, la patata es una de las piezas básicas de la alimentación occidental, gracias a su riqueza nutritiva. Aporta un buen número de hidratos de carbono, lo que la convierte en una fantástica fuente de energía, y posee abundante vitamina C, A, B y E, esenciales para el crecimiento y el buen funcionamiento de nuestro organismo. Pero si algo tiene la patata, sobre todo para las personas que desean adelgazar, es la capacidad de hacer perder peso, gracias a su alto contenido en agua (70% de su volumen) y su escaso poder calórico (80 calorías, por cada 100 gramos)
Como el resto de las dietas, la de patata es hipocalórica, es decir, aporta al cuerpo menos calorías de las que éste necesita para funcionar. Y esto le obliga a desprenderse de la glucosa, la grasa y el agua de más que se acumula. De esta forma se consigue perder peso. Pero es que, además, la patata, al contener tanta fibra y almidón, sacia rápidamente y nos mantiene sin hambre durante muchas horas, facilitando el régimen.
¿Qué se puede comer?
Pues única y exclusivamente patatas durante dos días. La dieta se puede prolongar hasta un día más, si se lleva una vida tranquila y sin tensiones. Resulta ideal para las personas que toman habitualmente mucha carne porque es diurética y desintoxicante.
¡Cuántas más patatas, mejor!
Es la regla de oro para que la dieta sea más efectiva. Sin embargo no se pueden tomar patatas fritas o chips. Esto se debe a que el aceite de freír altera las propiedades de la patata, convirtiéndolas en auténticas bombas de calorías (si 100 gramos de patatas asadas contienen 80 calorías, la misma cantidad de patatas fritas, tiene 400).
Para hacer la dieta de forma correcta:
Fue en la Corte de Napoleón cuando se descubrieron las propiedades adelgazantes de la patata. Mientras Parmentier, un famoso y gordo general del emperador, había estado preso en Alemania, tan sólo había podido alimentarse a base de este tubérculo y eso le había hecho perder la friolera de 15 kilos. Cuando Parmentier regresó a Francia, Josefina, la esposa de Napoleón, enseguida decidió emularle, poniendo de modo entre las damas de la corte francesa el hacer “la dieta de la patata”.
Fuente: Revista DIETAS PLUS
Fácil de cultivar, la patata es una de las piezas básicas de la alimentación occidental, gracias a su riqueza nutritiva. Aporta un buen número de hidratos de carbono, lo que la convierte en una fantástica fuente de energía, y posee abundante vitamina C, A, B y E, esenciales para el crecimiento y el buen funcionamiento de nuestro organismo. Pero si algo tiene la patata, sobre todo para las personas que desean adelgazar, es la capacidad de hacer perder peso, gracias a su alto contenido en agua (70% de su volumen) y su escaso poder calórico (80 calorías, por cada 100 gramos)
Como el resto de las dietas, la de patata es hipocalórica, es decir, aporta al cuerpo menos calorías de las que éste necesita para funcionar. Y esto le obliga a desprenderse de la glucosa, la grasa y el agua de más que se acumula. De esta forma se consigue perder peso. Pero es que, además, la patata, al contener tanta fibra y almidón, sacia rápidamente y nos mantiene sin hambre durante muchas horas, facilitando el régimen.
¿Qué se puede comer?
Pues única y exclusivamente patatas durante dos días. La dieta se puede prolongar hasta un día más, si se lleva una vida tranquila y sin tensiones. Resulta ideal para las personas que toman habitualmente mucha carne porque es diurética y desintoxicante.
¡Cuántas más patatas, mejor!
Es la regla de oro para que la dieta sea más efectiva. Sin embargo no se pueden tomar patatas fritas o chips. Esto se debe a que el aceite de freír altera las propiedades de la patata, convirtiéndolas en auténticas bombas de calorías (si 100 gramos de patatas asadas contienen 80 calorías, la misma cantidad de patatas fritas, tiene 400).
Para hacer la dieta de forma correcta:
- Lava 1 kilo y medio de patatas nuevas –las viejas son menos digestivas- y ponlas a asar en el horno hasta que la piel esté crujiente. También se pueden cocer en agua, siempre con la piel, durante 20 ó 25 minutos (si están al fuego más tiempo perderán buena parte de sus vitaminas)
- Una vez asadas o cocidas, divide el kilo y medio de patatas en 4 ó 5 porciones que irás tomando a modo de desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena.
- Acompaña cada comida con agua y bebe también fuera de ésta hasta llegar a tomar 2 litros al día.
- Si puedes, consume las patatas al natural, sin añadirles sal, mantequilla o aceite.
- En caso de que esto te resulte demasiado insípido, condimenta las patatas con un pellizquito de mantequilla un chorrito de aceite de oliva crudo, el zumo de un limón o hierbas aromáticas.
- Las patatas también las puedes tomar en puré añadiéndoles un poquito de mantequilla, sal y agua (nunca caldo ni leche)
- Si tomar sólo patatas te resulta muy aburrido, en el desayuno toma café o té sin leche y sin azúcar (se permiten edulcorantes) con una rebanada de pan integral.
- En la merienda, también puedes sustituir la patata por un zumo.
Fue en la Corte de Napoleón cuando se descubrieron las propiedades adelgazantes de la patata. Mientras Parmentier, un famoso y gordo general del emperador, había estado preso en Alemania, tan sólo había podido alimentarse a base de este tubérculo y eso le había hecho perder la friolera de 15 kilos. Cuando Parmentier regresó a Francia, Josefina, la esposa de Napoleón, enseguida decidió emularle, poniendo de modo entre las damas de la corte francesa el hacer “la dieta de la patata”.
Fuente: Revista DIETAS PLUS
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