Influencia del entorno en nuestro ánimo

Una de las máximas que rige el mundo del Feng Shui es “según tienes tu entorno tienes tu cabeza”.

El significado literal de “feng shui” es “aire y agua”, nos permite comprender cómo interactuamos con el entorno y, puesto que la vivienda ejerce una gran influencia en nuestra vida, el feng-shui tiende a centrarse en el hogar aunque puede aplicarse al entorno laboral, al jardín, a la cafetería o restaurante favoritos o a cualquier sitio en el que pasemos bastante tiempo.

Me voy a centrar aquí en el ocio, en aquellos lugares que buscamos para compartir con nuestra familia, amigos, pareja, compañeros de trabajo…

Obviamente, dependiendo del propósito de nuestra visita, la exigencia que hagamos del lugar y su entorno serán diferentes. No es lo mismo ir a un bar de copas, a escuchar música, a bailar… que a un restaurante o terraza donde hasta el más mínimo detalle tiene importancia.

Vaya por delante que en esta decisión no influyen los tenedores del local o la necesidad de incurrir en un gasto desorbitado. Esto es un tema muy personal y cada cual seleccionará su forma y medio de pasar sus ratos libres o de negocios.
A continuación voy a describir aquellos detalles a los que doy importancia a la hora de elegir un establecimiento y los motivos.

Iluminación: Este es un elemento muy influyente en nuestro estado anímico. Aportar el equilibrio lumínico a una estancia no es fácil pero sí muy importante. Una luz cegadora puede dar al traste con cualquier efecto acogedor así como una iluminación pobre o insuficiente puede dar la impresión de tristeza o suciedad. Hoy en día se recurre mucho a la ambientación de luz con velas, a la cual me confieso adicta y existen recipientes y formas que enamoran. Desde aquí quiero prevenir de la colocación de velas bajas en una mesa pues acentúa las ojeras.


Decoración: Un diseño armónico de la ubicación de cada uno de los elementos que abriguen la estancia es esencial para el mensaje que nos quieran transmitir desde el local. La sensación que nos produzca el mobiliario y/o los complementos puede marcar la diferencia en el tiempo que decidamos pasar en el establecimiento así como nuestra intención de volver a él.

Colores: Este detalle es sin duda muy personal. Dependiendo de nuestras características particulares existen unas combinaciones cromáticas que nos inspiran unas sensaciones más o menos acentuadas. En mi caso, confieso que toda la gama de los tonos ocres, caldero, teja… me llenan de energía y vitalidad, pero es que soy muy otoñal.

Limpieza: Sea cual sea el tipo de local, esta es sin duda una característica imprescindible en todos. Se debe oler, palpar, transmitir desde cualquier rincón. Si no está limpio lo que se ve ¡qué no habrá en la cocina!

Servicio: La atención justa. Ni esos camareros que jamás miran de frente buscando las posibles señas de los clientes, ni tampoco el servicio agobiante que transmiten una sensación de estar pendientes en exceso.

Aromas: Aquí sí que tengo un problema porque soy como un perro perdiguero, valga la comparación. Un olor a fresco, a limpio, a local ventilado a diario… esto es impagable. Afortunadamente existen numerosos productos naturales que generan aromas que no impiden a los alimentos conquistarnos a través del olfato.

Un equilibrio de todos y cada uno de estos detalles que os acabo de citar hacen la perfección de una velada.

Son esas cosas que cuando entramos en un sitio o, ya incluso cuando vemos su imagen exterior, nos hacen sentir algo especial, con sus aromas, su luz, sus rincones delicadamente decorados, los colores, puede que sus fotos o su atento servicio, y nos invitan a volver.

¿Qué os parece?

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