Cocinar con huevos - Un recurso imprescindible

Los huevos son uno de los alimentos más utilizados en la dieta habitual de los países occidentales, tanto por sus propiedades nutritivas como por su precio asequible y su versatilidad culinaria. Aunque también se consumen huevos de pato y de oca -incluso de codorniz para ornamentación de platos-, los de gallina son los más comunes y los que cuenta con total garantía sanitaria cuando proceden de instalaciones avícolas autorizadas.

El color de la cáscara no tiene ninguna relación con la calidad nutritiva del huevo. Lo importante es que estén frescos, siendo preferible que transcurran unas 24 horas desde la puesta hasta el consumo. Existen varios procedimientos para saber si un huevo es fresco. Se puede comprobar colándolo al trasluz para ver el tamaño de su cámara de aire: cuanto más fresco es el huevo, menor será la proporción de aire.

Además, cuando se casca un huevo fresco en un plato puede observarse que su yema es redonda y abultada y la clara compacta; si el huevo no fuera tan fresco, la yema sería plana y la clara tendería a desparramarse. Otro procedimiento consiste en introducir el huevo en un recipiente con agua: se sabrá que es fresco si se hunde hasta el fondo, es relativamente fresco si se mantiene sumergido en el agua a media altura, y si flota será menos fresco, aunque no por ello hay que desecharlo.

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