Los estados nerviosos no afectan por igual a una persona que a otra e incluso se ha demostrado que la respuesta al estrés puede variar en un momento u otro de la vida, según la situación que lo genere, el estado psicológico del que se parte...
No obstante el cuerpo nos da pistas muy útiles y de nuestra mano está que sepamos detectarlas y aplicarlas para solucionar aquello que nos perjudica.
¿Dientes débiles?
Boca seca. Las glándulas salivales están controladas por fibras nerviosas. Por ello, si se produce un cambio drástico en las emociones su función puede alterarse y se produce el síndrome de boca seca, lo que empeora la salud oral.
Tomas más azúcar.
Las personas que sufren ansiedad por largos periodos de tiempo suelen tener los niveles de serotonina excesivamente bajos, lo que "empuja" al organismo a consumir alimentos ricos en azúcares, principal "caldo de cultivo" para las bacterias productoras de caries en los dientes.
¿Duermes peor?
Cualquier situación que altere tu "paz mental", aunque no seas consciente de ello, hace que entres en un estado de alerta que no te deja dormir. En concreto, el estrés está detrás del 85% de los casos de insomnio ocasional (duran 2 o 3 semanas) y las mujeres entre 40 y 49 años son las más afectadas. Además, aunque se logre conciliar el sueño, el estrés impide que este sea reparador, ya que no se concluyen las fases de sueño profundo y REM.
¿Te ahogas o mareas?
La respiración se acelera. Tu cerebro activa, ante situaciones que te ponen nervioso, el sistema respiratorio. Por ello, puedes sentir que "te falte el aire".
La cabeza se embota.
La ansiedad puede en algunos casos también provocar un mareo de tipo psicógeno que hace que percibas la cabeza como embotada o vacía.
¿Te resfrías varias veces al año?
Diversos estudios han demostrado que en las personas que están permanentemente nerviosas, las células inmunes (encargadas de proteger al organismo frente a la invasión de patógenos), son menos capaces de provocar inflamación cuando un virus ha dañado el tejido, que es la que permite "aislarlo". Por ello hay más tendencia a sufrir un resfriado. Además, esta alteración de la respuesta inflamatoria influye sobre el estado de salud general y por eso hay más tendencia a infecciones de todo tipo.
No obstante el cuerpo nos da pistas muy útiles y de nuestra mano está que sepamos detectarlas y aplicarlas para solucionar aquello que nos perjudica.
¿Dientes débiles?
Boca seca. Las glándulas salivales están controladas por fibras nerviosas. Por ello, si se produce un cambio drástico en las emociones su función puede alterarse y se produce el síndrome de boca seca, lo que empeora la salud oral.
Tomas más azúcar.
Las personas que sufren ansiedad por largos periodos de tiempo suelen tener los niveles de serotonina excesivamente bajos, lo que "empuja" al organismo a consumir alimentos ricos en azúcares, principal "caldo de cultivo" para las bacterias productoras de caries en los dientes.
¿Duermes peor?
Cualquier situación que altere tu "paz mental", aunque no seas consciente de ello, hace que entres en un estado de alerta que no te deja dormir. En concreto, el estrés está detrás del 85% de los casos de insomnio ocasional (duran 2 o 3 semanas) y las mujeres entre 40 y 49 años son las más afectadas. Además, aunque se logre conciliar el sueño, el estrés impide que este sea reparador, ya que no se concluyen las fases de sueño profundo y REM.
¿Te ahogas o mareas?
La respiración se acelera. Tu cerebro activa, ante situaciones que te ponen nervioso, el sistema respiratorio. Por ello, puedes sentir que "te falte el aire".
La cabeza se embota.
La ansiedad puede en algunos casos también provocar un mareo de tipo psicógeno que hace que percibas la cabeza como embotada o vacía.
¿Te resfrías varias veces al año?
Diversos estudios han demostrado que en las personas que están permanentemente nerviosas, las células inmunes (encargadas de proteger al organismo frente a la invasión de patógenos), son menos capaces de provocar inflamación cuando un virus ha dañado el tejido, que es la que permite "aislarlo". Por ello hay más tendencia a sufrir un resfriado. Además, esta alteración de la respuesta inflamatoria influye sobre el estado de salud general y por eso hay más tendencia a infecciones de todo tipo.
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