El arte de la repostería

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El arte de la repostería, proporciona continuamente grandes satisfacciones a los que lo practican. La presencia de tartas y otros dulces en las mesas, tanto en momentos especialmente festivos, como en una situación cotidiana, dan un toque diferente al hecho social de la comida compartida.

Son varios los factores que nos permiten obtener buenos resultados en las prácticas reposteras.

En primer lugar, es fundamental respetar las proporciones indicadas en cuanto a los ingredientes. También los tiempos de cocción y las temperaturas. Es imprescindible señalar que no todos los hornos se comportan de igual manera y que tan sólo la práctica nos dará el punto exacto que aportar el éxito deseado en nuestras presentaciones de repostería. Otro punto importante a tener en cuenta es el de la calidad de los productos. Huevos frescos, harinas de calidad y bien tamizadas, frutas en perfecto estado, etc.

Por último, un cuidado exquisito en la decoración, la prisa no suele ser buena consejera ni nos dará resultados óptimos en la realización de aquellas tartas y pasteles que precisen adornos de cierto trabajo.

Cada operación requiere su tiempo y debe dedicársele el que sea necesario. Una recomendación a tener en cuenta, es la de tener preparados y pesados los ingredientes unos 20 minutos antes de comenzar la elaboración de la receta. De esta forma, los diferentes productos se adaptarán a la temperatura ambiente y facilitarán el trabajo. Esta recomendación no es válida en el caso del hojaldre y de la masa quebrada.

Para la preparación de merengue, también es preferible que las claras de huevo estén a temperatura baja. Otro consejo conveniente es el de lavar bien las naranjas y limones cuando vayamos a utilizar sus cáscaras para aromatizar. En algunos casos puede haber restos de insecticidas o simplemente de cera.

En general, es conveniente enharinar ligeramente las superficies de trabajo, así como el rodillo de amasar. También es recomendable untar con aceite o mantequilla las placas y moldes que vayan a contener masas con poca grasa. En el caso de los bizcochos, tan sólo debe engrasarse la base del molde. Y en la preparación de hojaldres, es muy recomendable rociar previamente la placa con agua muy fría.

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