Aunque son múltiples las leyendas que nos cuentan quién y desde dónde nos llegó la pasta a Europa, la que ha tenido siempre más fuerza es la de que el pertinaz viajero Marco Polo la trajo desde China si bien es cierto que en Italia se dan unas condiciones climáticas muy favorables para el crecimiento del trigo duro, de donde nace la sémola, ingrediente principal de la pasta seca.
La pasta es el alimento más sencillo y natural que existe, no contiene sal, ni colorantes ni conservantes.
Lo más importante de las pastas es que en su elaboración admite todo tipo de condimentos lo cual la convierte en uno de los alimentos más dúctiles. Verduras, carnes, pescados o mariscos y salsas –suaves o picantes- son aliados plenos para cualquier receta bien sea tradicional o sofisticada.
En España se tiende a preparar la pasta utilizando el tomate como base siendo muy popular la deliciosa salsa boloñesa, napolitana, siciliana, etc. También son cada vez más frecuentes las recetas hechas a base de quesos, a la carbonara, en ensalada y otras muchas.
La pasta, alimento típicamente mediterráneo en el que confluyen influencias de las cocinas de múltiples países tales como Grecia, países africanos e incluso asiáticos que son fruto del espíritu viajero y aventurero que desde la época de los romanos profesan los italianos.
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