La cocina occidental cuenta desde siempre con excelentes carnes y una amplia variedad en su forma de prepararlas.
Socialmente las carnes son permanente compañía de celebraciones y reuniones. Pocas navidades se conciben si no hay un cordero asado como plato principal y quién no ha asistido a una barbacoa como excusa veraniega para verse con los amigos.
Una de las mejores ganaderías del mundo es la de Argentina, aunque otros países como Estados Unidos y México poseen un buen ganado.
En España contamos con un ganado vacuno excepcional en la zona norte y la carne de cerdo es muy buena la de cualquier parte de España, aunque destacamos la de Extremadura por su alimentación autóctona.
En cuanto a las aves nos las encontramos en nuestra historia entre los principales componentes de la alimentación humana. En este apartado están todos los animales de pluma.
En España se han consumido tradicionalmente el pollo, la gallina y ocasionalmente perdices. Con los años hemos ido sofisticando nuestras recetas tradicionales e incorporando otras aves al repertorio tales como el pato, con influencias orientales aunque en mi libro La Cocina Antica he sido muy riguroso a la hora de elegir recetas novedosas pero con el mismo sabor tradicional de nuestra cocina.
Junto con la pesca, la caza se ha erigido en la principal actividad que desarrolló el hombre para asegurar su alimentación al tiempo que se convirtió en el primer deporte conocido.
Con el paso de los siglos, los seres humanos hemos mantenido la inclinación por la caza y captura de los animales, aunque con propósitos bien distintos: lo que hoy se considera como una práctica deportiva que significó en otros tiempos una de las bases de supervivencia para nuestra especie.
Como deporte, la caza cuenta con un gran número de adeptos en todo el mundo. Sus modalidades son varias –caza mayor o caza menor-y sus formas también son distintas: con armas, con trampas, utilizando aves rapaces –muy extendida en la Edad Media la cetrería-, mediante carrera o persecución, etc.
En España, como en muchos otros lugares, miles de escopetas aguardan a que llegue su turno de ser usadas cada año en el momento en que se levanta la veda para la caza. Si al cazador le interesa cualquier animal que corra, vuele o salte, tenga pluma o pelo, en la cocina la caza también proporciona algunas de las más exquisitas y escogidas delicias para los buenos gastrónomos.
Socialmente las carnes son permanente compañía de celebraciones y reuniones. Pocas navidades se conciben si no hay un cordero asado como plato principal y quién no ha asistido a una barbacoa como excusa veraniega para verse con los amigos.
Una de las mejores ganaderías del mundo es la de Argentina, aunque otros países como Estados Unidos y México poseen un buen ganado.
En España contamos con un ganado vacuno excepcional en la zona norte y la carne de cerdo es muy buena la de cualquier parte de España, aunque destacamos la de Extremadura por su alimentación autóctona.
En cuanto a las aves nos las encontramos en nuestra historia entre los principales componentes de la alimentación humana. En este apartado están todos los animales de pluma.
En España se han consumido tradicionalmente el pollo, la gallina y ocasionalmente perdices. Con los años hemos ido sofisticando nuestras recetas tradicionales e incorporando otras aves al repertorio tales como el pato, con influencias orientales aunque en mi libro La Cocina Antica he sido muy riguroso a la hora de elegir recetas novedosas pero con el mismo sabor tradicional de nuestra cocina.
Junto con la pesca, la caza se ha erigido en la principal actividad que desarrolló el hombre para asegurar su alimentación al tiempo que se convirtió en el primer deporte conocido.
Con el paso de los siglos, los seres humanos hemos mantenido la inclinación por la caza y captura de los animales, aunque con propósitos bien distintos: lo que hoy se considera como una práctica deportiva que significó en otros tiempos una de las bases de supervivencia para nuestra especie.
Como deporte, la caza cuenta con un gran número de adeptos en todo el mundo. Sus modalidades son varias –caza mayor o caza menor-y sus formas también son distintas: con armas, con trampas, utilizando aves rapaces –muy extendida en la Edad Media la cetrería-, mediante carrera o persecución, etc.
En España, como en muchos otros lugares, miles de escopetas aguardan a que llegue su turno de ser usadas cada año en el momento en que se levanta la veda para la caza. Si al cazador le interesa cualquier animal que corra, vuele o salte, tenga pluma o pelo, en la cocina la caza también proporciona algunas de las más exquisitas y escogidas delicias para los buenos gastrónomos.
Comentarios
Publicar un comentario