El Anillo Atlante y algo de su historia

anillo atlante y su historia
Un amuleto imprescindible en tiempos difíciles en los que toda ayuda, externa e interna, que obtengamos nos viene muy bien. La fe mueve montañas y nosotros debemos generar energías creativas y positivas para "empujar" a nuestra fe. Recuerda siempre que si tú no estás bien nada funciona bien a tu alrededor. Lee la historia del ANILLO ATLANTE y saca tus propias conclusiones. Algo mágico le rodea y los egipcios lo saben desde hace miles de años. Sus conocimientos los han dejado bien patentes a lo largo de los siglos y su sabiduría de esta vida y la del más allá ocupa un lugar preferente en la historia de la Humanidad.

Su historia empezó hace 8000 años cuando los Atlantes dejaron sus conocimientos a un grupo reducido de sacerdotes egipcios “Uab” (Puros), en una de esas tumbas fue encontrado un ANILLO ATLANTE en gres de Asuán, una copia en plata le fue entregada al egiptólogo Howard Carter, descubridor de la tumba de Tutankamon, el cual le protegió de la maldición. Un anillo cuyas tres rectas, cuatro perforaciones, seis puntos, dos triángulos isósceles y el símbolo del infinito en su interior, sigue las exigencias de una fórmula esotérica. La eficacia del anillo se debe a las ondas de forma que emite, cuyos agentes invisibles absorben energía cósmica.

Cuenta la historia…"las personas que llevaban puesto el ANILLO ATLANTE cuando investigaban las Pirámides de Egipto, no fallecían y salían ilesos, y que por el contrario, quienes no lo llevaban, morían o se perdían para no salir nunca mas…" El ANILLO ATLANTE, es considerado por excelencia el mejor y más poderoso AMULETO de protección. Posee poderes y virtudes comprobados gracias a experiencias repetidas durante más de veinte años por el “redescubridor de las energías de la forma” Andrés de Belizal, el radiestesista y renombrado investigador Roger de Lafforest, además de numerosos investigadores europeos. Podemos comprobar que no se trata de un talismán más; sino que es uno de los más fantásticos milagros de la física micro-vibratoria.
  • PROTECCIÓN - Contra influencias negativas, maleficios, agresiones mágicas, etc.,
  • CURACIÓN - Restablece funciones perturbadas y suprime de esta manera los dolores consiguientes.
  • PERCEPCIÓN EXTRASENSORIAL - Aparecen perspectivas insospechadas sobre intuición, telepatía, clarividencia.
Su uso es personal, se impregna de nuestras radiaciones, no debe prestarse. Úsalo siempre, principalmente en importantes ocasiones de negocios, contactos personales, etc. Disminuye los riesgos, agudiza la telepatía y otras facultades durante el sueño. Si siente exceso de energía, úselo sólo durante el día.
Simbología y Funcionamiento
  • Los 2 triángulos isósceles a los lados de las 6 figuras geométricas, depuran las energías transformándolas en positivas que fluyen hacia el interior del anillo por los orificios de sus vértices.
  • Las 3 líneas forman una rejilla que absorbe las energías. 
  • Los 4 orificios diametralmente opuestos son las vías a través de los cuales fluyen las energías, las positivas hacia el interior por los orificios de los triángulos isósceles  y las negativas hacia el exterior por los otros dos, formando así un circulo bioenergético que transforma permanentemente las energías negativas en positivas, que fluyen y se multiplican a través de la línea del infinito. 
  • La línea del infinito también llamada LEMNISCATA, es la figura que describe la forma de vibración de la energía, cuya función es servir de multiplicador, suministrando energía positiva y extrayendo la energía negativa.
  • Hay 6 figuras geométricas que son las que permiten captar, acumular, potenciar y emitir energía cósmica, en forma de vibraciones electromagnéticas, por medio de leyes y fenómenos aun desconocidos, pero comprobados por múltiples experiencias.
Debe ser en plata, porque conduce el calor y la electricidad mejor que ningún otro metal. Por eso incide positivamente en la vibración bioenergética que genera el anillo. La función fundamental del ANILLO ATLANTE es generar campos de energía sobre uno de los meridianos o “nadis” que fluyen a través de nuestro organismo (y lógicamente desembocan en nuestros dedos) para que de allí se irradien a la totalidad de nuestro campo bioplasmático.

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