Están allí como antenas, rodeando el planeta, ciclópeas, épicas, inmortales.
Cuando hablamos de pirámides nuestra primera imagen suele corresponder a las de Egipto, pero no son las únicas, están también las de Mesoamérica con una serie de coincidencias que nos hacen pensar en el curioso paralelismo entre ellas. Como forma geométrica, la pirámide contiene múltiples misterios, se sabe que dentro de una forma piramidal, las cosas pueden durar más tiempo en buen estado de preservación.
Templos o tumbas, estas construcciones desafían la imaginación de los investigadores no sólo por las coincidencias existentes entre Egipto y las tierras Mayas, sino por la exactitud de sus medidas.
Entonces surgen las conjeturas; ¿qué había de particular entre estas culturas además del gran océano atlántico?, al parecer si queremos creer lo que relata Platón en el Critias lo que existía allí era otro continente, la Atlántida. Entre África y América como un foco de luz central extremadamente civilizado, dueños de alta sabiduría, magia y tecnología, la tierra mítica que al parecer repartió sus conocimientos colonizando a estos pueblos.
Llama extremadamente la atención la exactitud de las medidas que conforman las pirámides que reflejan distancias a escala entre los planetas de nuestro sistema solar.
Para los egipcios las pirámides eran tumbas, para los mesoamericanos: templos. Es como si estos misteriosos ancestros atlantes hubiesen dejado su semilla antes de desaparecer.
Las sombras que proyectan estas construcciones durante los solsticios y equinoccios dibujan serpientes que se deslizan por las escaleras o bien pasan los rayos de sol entre sus ángulos de manera perfecta.
Cruzar el desierto para postrarse ante su inmensidad o perderse en la espesura de la selva, descubriendo esos muros perfectos de piedras gigantescas, sugiere la grandeza de sus constructores.
Los señores antiguos; los atlantes dejaron en herencia su sabiduría antes de sumergirse en las profundidades abismales del océano bajo el impacto de un gigantesco aerolito. Las pirámides están codificadas en claves perfectas. El mensaje a la humanidad está dibujado en sus muros megalíticos.
- ¿Atlantes, seres de las estrellas, dioses, ángeles o gigantes?…,
- ¿Quién hizo semejantes cálculos?…,
- ¿Quién los instruyó?…,
- ¿Quetzalcóatl u Osiris?…,
- ¿Quién movió esas piedras gigantescas?…, la precisión matemática, el cálculo, la piedra y el cristal perduran. La humanidad como el ave Fénix renace una y otra vez de sus cenizas.
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